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Entrevista Alba Lema en la Voz de Galicia

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«Luchamos por crear una cultura ética empresarial»

Ofrecer a las empresas la posibilidad de limitar su responsabilidad penal en un caso judicial es una ventaja que no está exenta de responsabilidades, como bien contemplan los programas de cumplimiento normativo.

Todos los detalles sobre su implantación, proceso y beneficios formará parte de un curso de la Escuela de Finanzas de A Coruña que comenzará a finales de este mes. Conocer el lado más oscuro de las empresas forma parte del día a día de Alba Lema (Santiago, 1975), licenciada en Derecho por la USC y especializada en los programas compliance, de cumplimiento normativo, un tema de máximo interés para empresas de todo el ámbito gallego y de todos los sectores.

¿Que es un programa compliance? —Es un termino anglosajón que significa cumplimiento, estos planes podrían definirse como un conjunto de políticas, protocolos y procedimientos encaminados a garantizar el cumplimiento normativo entre los empleados de una organización y a promover una verdadera cultura ética empresarial.

En España, en el año 2015, se hizo una reforma en el Código Penal que introdujo una modificación del régimen de responsabilidad de las personas jurídicas en algunos casos en los que cuenten con este programa. No se puede interpretar como un salvoconducto, en realidad luchamos por implantar una cultura ética empresarial, pero hay firmas que pueden evitar una responsabilidad penal.

Dirigirá un curso en la Escuela de Negocios de A Coruña sobre ello. —Será un curso de 40 horas que constará de ocho módulos y está dirigido a miembros del órgano de administración de las empresas. Hay 15 plazas aunque barajamos ampliarlo. Es muy práctico y por eso preferimos grupos pequeños. Será los viernes, de 18 a 22 horas, y sábado, de 9 a 13, el último fin de semana de abril y todos los del mes de mayo.

¿A qué tipo de empresas se les puede aplicar el programa? —A todo tipo, con independencia del tamaño o el sector. En nuestra empresa SMC Compliance tenemos compañías del sector pesquero, seguros, productos y servicios y también del ámbito deportivo, porque en primera y segunda división es obligatorio para los equipos.

¿Cuánto tiempo puede llevar? —Depende de si la firma ya tiene controles implantados, eso nos facilita mucho la labor. En una compañía de cien empleados podemos necesitar un mínimo de entre 4 y 6 meses. Luego varía, he tenido casos de dos y otros de un año. Hay que destacar que cuento con un equipo de especialistas en todos los ámbitos, porque es necesario un grupo multidisciplinar. Hay mucho intrusismo porque este es un gran nicho de mercado ahora mismo, pero las empresas no se deben dejar engañar. Existen programas informáticos e introduciendo determinados datos te ofrecen un mapa de riesgo, pero no tiene nada que ver con lo que hacemos nosotros.

—¿Cuánto personal trabaja en el programa? —Depende de la empresa que toque, pero para una firma de unos cien trabajadores solemos hacer un equipo de unas 4 o 5 personas. El equipo de colaboradores es bastante estable, aunque no vivimos solo de los programas de cumplimiento. Para mí, lo importante es que sean buenos profesionales y tengan empatía, porque entramos hasta las entrañas de la empresa, conocemos sus problemas y miserias y debemos saber aconsejarles. Tenemos desde personal especializado en derecho laboral, fiscal o penal a especialistas en protección de datos, en gestión de sistemas o en prevención de fraude interno.

Alba Lema tiene más de diez años de experiencia en el ejercicio de la abogacía. La vida en ocasiones te lanza aventuras que se convierten en toda una experiencia. Así le ocurrió a Alba, que por cuestiones laborales de su marido su tuvo que mudar a vivir dos años en Inglaterra y otros cuatro en Bulgaria. «Me tuve que reinventar, en Londres hice un máster en Recursos Humanos y trabajé un año en una consultora, en Bulgaria estuve con otra compañía y hubo una temporada que iba todas las semanas a Londres para acabar los estudios», comenta esta madre de tres niños, sin duda grandes beneficiados por la experiencia internacional. Con ellos viaja mucho, una de sus pasiones junto a la fotografía. Recorrer el mundo también incluye probar platos nuevos, algo que le encanta. «Soy muy buena comedora, tanto me da unos buenos grelos, un cocido, un marisco, me encanta cumplir con las fechas, sardinas asadas por San Juan y cosas así».

DE LONDRES A BULGARIA EL DETALLE

En las últimas vacaciones en Grecia me llevé la cámara de fotos para sacar esas aguas cristalinas, adoro viajar» «El que va con la idea de establecer un plan para evitar posibles delitos que se olvide» Un equipo multidisciplinar, mucho conocimiento del proceso y un compromiso de asesoramiento a largo plazo son las bazas de estas empresaria, con un máster específico de programas de cumplimiento normativo en la Escuela Business School.

¿Cuál es el primer paso? —Hay que realizar un análisis de la firma y del contexto en el que está tanto la central como las respectivas filiales. No es igual si tienes otra firma en Rumanía que en Noruega, porque su índice de corrupción no es el mismo. Analizamos la cultura ética empresarial del país, porque influye. También los factores internos, la estructura, el número de trabajadores, la actividad… El objetivo del programa es promover una cultura ética, empresarial, de cumplimiento corporativo.

El que va con la idea de establecer el plan para evitar posibles delitos, que se olvide. Puede eximir de responsabilidad penal, pero no es un salvoconducto. Estoy auditando empresas que tienen el programa solo por escrito, pero luego no ejecutan medidas y eso lo deja bien claro la Fiscalía General del Estado, que tiene que haber un sistema de control y seguimiento.

Después es cuando se hace un mapa de riesgos. —Ese es el siguiente paso, cuando ya analizamos los factores externos e internos, incluso haciendo entrevistas al personal y cuestionarios exhaustivos, de ahí sacamos un mapa de riesgo. Lo clasificamos en cuatro categorías: bajo, medio, alto y muy alto o crítico. Una vez evaluado se procede a la elaboración de un código ético o de conducta de la empresa, así como de manuales corporativos que regulan aspectos de diversa índole dentro de la organización, como pueden ser el uso de Internet y del correo electrónico, uso de dispositivos corporativos fuera del lugar de trabajo, código de vestimenta, política con los regalos…

Una vez establecidas las bases se toman medidas correctoras y se realiza una monitorización del proceso. Es un sistema siempre activo y su seguimiento es una labor bien del comité de cumplimiento o bien de un socio como podemos ser nosotros. También se establece un canal de denuncias que debe estar externalizado, igual que la formación para los empleados.

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